Cuzco y Machu Picchu, la ciudad perdida.

Si hay algo que no puedes hacer, es ir a Perú y no conocer esta zona. Cuzco tiene algo que difícilmente se puede explicar con palabras, es tranquilidad, es buen rollo, es magia, es cultura, es conocer gente con ese aire de inocencia que en pocos lugares se encuentra.

Desde Lima cogí un vuelo a Cuzco. El vuelo salía a las 5:00 de la madrugada y con los nervios no dormí y apenas pude cenar. Hicimos un grupo de 9 personas y nos fuimos todos para pasar 3 días conociendo Cuzco, el valle sagrado y Machu Picchu, muy poco tiempo a mi gusto, pero estaba tan agusto en Lima que perdí la noción del tiempo y cuando me vine a dar cuenta ya apenas tenía días. Pero bueno, es una buena excusa para volver.

Cuando el avión está aterrizando, ya te puedes hacer una idea de lo grandiosa que esta zona. Bellísimas montañas verdes, pequeños pueblecitos escondidos…me encantó. Pero la altura se nota y sobre todo si no has descansado ni comido bien. Nada más bajar del avión, sentí como un gran peso en la cabeza y todos miraban a las montañas y yo ni siquiera podía levantar la vista de lo mal que me encontraba, era sólo el principio de un día de aclimatización duro, muy duro, pero que por nada del mundo me iba a chafar la experiencia.

Cogimos un taxi hasta el centro de Cuzco y nos quedamos en un hotel, que después de mirar unos cuantos fue el que más nos gustó. No recuerdo el nombre pero estaba muy bien situado, en el centro a 2 calles de la plaza central, tenía una bonita terraza y las habitaciones eran muuuuy amplias. Enormes!! Muy sencillas pero enormes, con incluso 2 alturas y baño incluido. El precio fue muy económico porque, como nos enteramos después, había huelga y los transportes quedarían cerrados y no había mucha gente.

Nada mas llegar al hotel, nos invitaron a tomar un mate de coca (lo siento, peruanos y amantes del mate, pero no me gustó nada de nada). Y allí nos ofrecieron un tour turístico por la ciudad, el valle sagrado y Machu Picchu para los próximos 3 días y que comenzaba en una hora. Lo malo de las prisas es no poder comparar y creo que nos la colaron pero bien, ya no tanto por el dinero sino por todo lo que pasó después. Aunque según se mire, a ratos parecía que nos engañaban como a bobos y a ratos parecía que lo único que hacían era desvivirse por nosotros, pero ya lo explicaré punto por punto.

Así que decidimos irnos sin casi darnos tiempo a deshacer mochilas, ni descansar ni comer nada. Vino un bus a recogernos y empezamos el recorrido por el valle sagrado.

  • SACSAYHUAMÁN. Es una impresionante muralla de piedras, piedras enormes de hasta 300 toneladas, colocadas perfectamente unas con otras, sin usar ningún tipo de fijación, en las que cada piedra tiene un ángulo diferente y encajan entre sí, como un rompecabezas. Hay muchas versiones de cómo pudieron construirlas, ya que las canteras de donde se extrajeron estas piedras están a unos 30 km de distancia, y los incas no tenían los medios necesarios para traerlas hasta aquí. Una maravilla. En la esplanada que hay se celebraban fiestas populares incas y actualmente se celebra el Inti Raym, unas celebraciones para recodar la historia, el 24 de junio.

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  • Q’ENQO. Su nombre significa zigzag. Lo más importante de estas pequeñas ruinas es una cueva que hay en donde hay unos altares labrados en la roca y se utilizaban para sacrificios.

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  • PUKAPUKARA. Las vistas desde aquí son espectaculares del valle Sagrado.
  • TAMBOMACHAY. También conocido como el Baño del Inca, es un baño ceremonial que canaliza agua de un manantial.

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  • PISAC. Es una ciudadela pequeña, en lo alto de una colina. Está un poco escondido y se accede a ellas a través de un camino angosto de unos 4 km. En el camino hay zonas con barrancos a los lados y unas escaleras muuuuy estrechas y en mal estado, pero la travesía merece mucho la pena. Es la primera vez que aprecio realmente cómo establecían su hogar los incas y su sistema de terrazas o bancales para sembrar. Espectaculares vistas también del valle del Urubamba. En el pueblo que hay cerca hay un mercado fantástico de artesanía. Yo me hice coleguita de las mujeres y me vistieron con el traje típico andino. Durante el trayecto en bus, parábamos en distintos miradores donde se veían los Andes de fondo. Toda la zona es espectacular.

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  • OLLANTAYTAMBO. La aldea es muy bonita, toda edificada en piedra, con callecitas pequeñas en las que es muy recomendable pasear y perderse mientras se miran los mercadillos. Aquí los niños están muy encima de los turistas pidiendo dinero y que se les compre algo. En lo alto de una colina hay una fortaleza inca, a la que se accede subiendo por unas terrazas y escaleras. Lo que nos espera arriba son más piedras parecidas a las de Sacsayhuamán, esta vez extraídas de una cantera cercana. Las vistas, como siempre, preciosas. Desde aquí sale el tren con destino Machu Picchu, asi que volveríamos en otra ocasión.

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  • CHINCHERO. Típica aldea andina, donde hay una plaza con mercadillos, una iglesia muy pintoresca y lo que más llama la atención es que pudimos ir a una casa típica donde nos enseñaron el proceso de tejido, las plantas que usan para dar color a la lana, los telares…un poco de todo y bastante interesante sobre cómo usan los recursos naturales en su día a día.

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Durante el recorrido, no se en qué momento fue exactamente, empecé a encontrarme fatal. Llevaba sin comer nada desde la mañana del día anterior, sin dormir nada. Yo lo achacaba a la altura, porque estabámos a alturas de mas de 3000 metros y sin aclimatar. Llegó un momento que me mareé mucho y no se les ocurre otra cosa a mis familiares que comprarme un trozo de queso y choclo (maiz hervido). Que está riquísimo, pero el queso tiene un olor fuertíiiiisimo y yo estaba en el bus….me entró una fatiguita que sólo quería salir de allí. Al final un chico de los del tour me hizo oler un líquido muy fuerte, que se ve que se los dan a la gente que se siente mal por la altura. Y no paraban de darme caramelos de coca, que aún tengo alguno por casa, DIOS!!! Que malos estaban!!! Pues con nada me sentía mejor. Y de repente, entramos en un mercadillo y veo que venden unos cuantos chupachups. Bendito!! Me compré uno….y divino remedio…me recuperé en 5 segundos, lo que tenía era una bajada de azúcar. Muy mal por mi parte, hay que ir bien comidos e hidratados, sobre todo en altura.

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Llegamos de noche a Cuzco, comimos pollo asado en un local cercano y a dormir, que estábamos cansadísimos.

Al día siguiente fuimos a visitar la ciudad de Cuzco, con los siguientes puntos interesantes:

  • PLAZA DE ARMAS Y CATEDRAL DE CUZCO. En la catedral podemos encontrar varias pinturas curiosas. Una es de la Virgen María vestida con una falda en forma de montaña, con un río en los bajos. Se la identifica con Pachamama, la madre Tierra. Otro cuadro es La última Cena, en el que recoge esta escena de la Biblia, pero con el enfoque andino. En la cena aparece pintado un cuy asado (típico de Perú, muy parecido a una cobaya).

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  • QORIKANCHA. Templo religioso, antiguamente estaba recubierto de oro. Era el templo más importante del Imperio Inca. Cuzco fue una ciudad muy importante para los astrólogos, y en este templo crearon también un observatorio. Se entra por un patio grande, rodeado de columnas y en el que hay una fuente (anteriormente recubierta de oro). A los lados están las cámaras, que eran los templos de la luna y las estrellas. Aquí podemos observar de nuevo el complejo entramado de los bloques de piedra que forman las paredes. Visita muy recomendable.

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Toda la ciudad es digna de visitarla, de perderse en ella, de caminar. Es precioso y durante todo el día nos dedicamos a conocerla.

Y llegados a este punto, empezaron los problemas. Resulta que en estos días había una huelga general, con lo cual los transportes públicos no circulaban y los privados, tampoco. Y sólo nos quedaban un par de días, así que teníamos que llegar a Machu Picchu si o si. Quedamos con los del tour a las 2 de la madrugada. Ellos nos llevarían en coche hasta Ollantaytambo y de allí saldríamos en tren, si había suerte y quedaban billetes de tren o si funcionaban. Se retrasaron un poco, pero sobre las 2.30 de la madrugada comenzamos la aventura. Nos metimos en dos coches pequeños como pudimos, gente en el maletero, una locura, pero todos con mucha ilusión y yo estaba con esa cosita en el estómago, de noche por aquellas carreteras….Lo que antes comenté sobre que no sabía si nos estafaron o si se desvivían, es que nos cobraron como un tour normal, habíamos contratado un minivan y nos hicieron pasar por todo esto. Nos dijeron que los de la minivan estaban en huelga, así que yo al final quedé contenta porque conseguimos llegar, pero con un sabor agridulce. Llegamos a Ollantaytambo y fueron a comprar los billetes de tren. Nos dicen que para turistas no hay tickets y que si quiero ir, tengo que hacerme pasar por peruana. Hay dos tipos de trenes, uno para locales (muy baratos) y otro para turistas (muy caros). Los turistas sólo podemos acceder al tren turístico. Y ya me veis a mi, pasándome por peruana, tan rubia, tan blanquita….jajjaaja me colocaron un chuyo (un gorrito andino). A todo esto fueron llegando gente y la empresa del tren, ante esto decidieron vender billetes turísticos para un solo tren. Y finalmente conseguí un asiento, pero mucha gente se quedó sin ticket. Lo malo era que la vuelta era para las 12.30 de la mañana. Eso sólo me dejaba unas cuantas horas para visitar las ruinas y mi sueño de subir al Huayna Picchu se truncó. Pero bueno, yo soy optimista….así que ya tengo un motivo para volver. En el trayecto del tren, los paisajes eran preciosos. OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Llegamos por fin a Aguas Calientes, un pueblo PRECIOSO, que se encuentra en un cañon rodeado de las altas montañas. A esa hora de la mañana lo cubría una capa de niebla y le daba un aire a misterio. Me encantó…..no tiene nada especial, pero me enamoré. Me hubiera encantado poder quedarme una noche en ese pueblito mágico. Desayunamos y cogimos un bus que nos subía a Machu Picchu. Se pasa por un puente con un río de abundante caudal, es el paraíso. Es que no me canso de repetirlo, es precioso. El camino se puede hacer a pie, pero con el tiempo jugando en contra, ni se me pasó por la cabeza hacerlo andando. Y por fin, después de un largo camino, allí estaba, en una maravilla del mundo, Machu Picchu.

 

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Se accede por un lateral, en el que a primera vista, no ves nada. Eso y la niebla, le daban un toque de misterio que me estremecía. Al principio sólo ves unas cabañitas y cruzas a través de una abertura muy pequeña…..y de repente…..ahí está…la ciudad escondida…la grandiosa…la espectacular…en todo su esplendor, porque cual película de aventuras, en ese momento, la niebla se esfumó y me dejó unas vistas que dificilmente podré olvidar. Un subidón de adrenalina me empapaba el cuerpo, era increible y quería saltar, gritar y todo a la vez, aunque lo único que hice fue quedarme quieta y observar.

Como no había tiempo que perder, fuimos recorriendo la ciudad:

  • Baños ceremoniales. Siguiendo recto desde la entrada y bajando llegamos a estos baños. Si caminas hasta el final, tendreis unas visitas increíbles de las montañas que hay enfrente. Te hace pensar…..si tardaron tantos años en encontrar esto…qué no habrá escondido en los alrededores.

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  • Templo del Sol. Es la única construcción redonda, una torre semicircular. Los incas pensaban que mientras más cerca estuvieran del sol y las estrellas, su conocimiento sería mayor y estarían más cerca de los dioses. Y por eso construyeron este templo, ya que es el punto más alto de la ciudadela.
  • Tumba real. Se encuentra alienada verticalmente con el templo del sol. Se cree que era el lugar donde depositaban los cuerpos de la más alta nobleza de la ciudadela.

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  • Plaza Sagrada. Centro político-social, rodeado de terrazas destinadas a acoger a la población en reuniones y celebraciones. Está situada en un punto estratégico y aquí celebran, sobre todo, el culto a sus divinidades. Además era el observatorio de la ciudad.
  • Templo de las tres ventanas. Originalmente, tenía 5 ventanas. Formado por 3 paredes, dichas ventanas indicaban la posición exacta de la salida del sol.
  • Templo principal. Fue el más importante de la ciudad. A su lado se encuentra la casa del Sacerdote. En él se celebraban los rituales más sagrados y se creía que rendían culto al dios Wiraqocha, el dios invisible superior andino.
  • Sacristía. Dos rocas flanquean su entrada. Cada una de ellas tienen 32 ángulos distintos. Pero lo más curioso es que en las paredes hay unos nichos en los que cada uno de nosotros metió la cabeza, y hablando bajito nos escuchábamos perfectamente unos a otros.
  • Intihuatana. En quechua significa «donde se amarra el sol». Reloj de sol, lo usaban para definir  las estaciones del año. Dicen que esta piedra está cargada de mucha energía positiva…así que a tocarla, a tocarla!! Y es que todo lo que rodea a esta ciudad es puro misticismo.

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  • Plaza central. Inmesa plaza donde se reunía toda la sociedad. Los historiadores dicen que aquí es donde se ve que había diferentes clases sociales, ya que está divido en dos sectores y al ser la plaza más grande, es donde había espacio suficiente para acoger a toda la población, con lo cual, en los otros espacios sólo se podían reunir las altas esferas. Actualmente, en ella reposan tranquilamente las llamas.

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  • Grupo de las prisiones y templo del Cóndor. Tiene forma de laberinto y recibe su nombre porque hay una talla de una cabeza de cóndor con las alas extendidas, pero no es una solo formación sino el conjunto de ellas lo que a simple vista no ves nada, pero cuando tomas cierta posición, lo ves…allí está el cóndor. Este sector es estrictamente religioso y se rendía culto a los animales sagrados. Hay dos altares, en los que se cree que ataban o encerraban a los culpables y los castigaban dejándolos allí. Por eso lo llaman también prisiones.
  • Cabaña del guardián. Mirador excelente en lo alto, y puerta de entrada desde el camino inca.

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  • Cerro Machu Picchu. Esta colina se encuentra a la izquierda de la cabaña. En una hora y media se puede subir y el camino es espectacular. Yo no llegué hasta la cima, pero las vistas seguro que merecen la caminata. M
  • Huayna Picchu. Es la montaña que se ve al fondo de las ruinas. Dicen que si te fijas bien, puedes ver el perfil de un inca y es verdad, dependiendo de cómo le de el sol, se puede ver perfectamente. Para subir hay que comprar una entrada aparte y se limita el acceso a 400 personas al día, así que hay que ir a primera hora de la mañana a comprar la entrada.

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Y después de visitar todo el recinto, corriendo a coger el tren y de vuelta a Cuzco. En el tren, los azafatos servían la comida, hacían pases de modelos con trajes típicos, danzas típicas peruanas….de todo jajajaja Pero la diferencia con el otro tren (el de locales) es abismal, iban casi como animales, mucha gente de pie, olía muy mal… En fin, contrastes como en todos sitios.

Pasamos la noche en Cuzco y a la mañana siguiente…….el caos total. La huelga estaba en pleno apogeo y había mucha gente tratando de salir en el aeropuerto. Nos ofrecieron cambiarnos el billete de avión a cambio de 300 euros y nos daban uno que en teoría salía más tarde. No aceptamos porque al día siguiente tenía ya mi vuelta a Barcelona y no quise arriesgarme…..y menos mal…porque mi avión fue el único que salió ese día.

Y la aventura de Perú llega a su fin…prometiendo una segunda visita para visitar las cosas que me perdí, sin duda espectaculares y que os detallaré en el próximo post, haciendo una lista de lugares imprescindibles de Perú.

Todo final es triste, una parte de tí se queda allí, pero otra parte va contigo siempre. Y eso es lo bonito de viajar, no tener miedo a dejar atrás algo, porque sabes que lo mejor está siempre por llegar.

Un saludo, aventureros!!!

 

 

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